Estos datos, como los que se conocieron en el primer semestre, mejoran sin duda las expectativas que tenía el propio sector a principios de campaña, cuando todavía no se tenía muy claro cómo iban a evolucionar las ventas al exterior.
No obstante, queda aún por contabilizar el último trimestre clave del año, uno de los más importantes tradicionalmente en volumen comercializado, en el que las incertidumbres han crecido por la nueva ola pandémica; las nuevas restricciones de tránsito aplicadas por la crisis sanitaria, junto a los “cuellos de botella” en la cadena mundial de suministro, que han provocado un incremento de los costes de materias primas y de materiales, así como un fuerte aumento de los fletes de transporte marítimo. Para conocer realmente cómo habrán influido y en qué grado todas estas circunstancias, que han trabado la incipiente recuperación económica, habrá aún que esperar.